El viaje de Tomás y Mateo by Lisandro N. C. Urquiza

autor:Lisandro N. C. Urquiza [Urquiza, Lisandro N. C.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fiction, Romance, LGBTQ+, Gay, Family Life, General, LGBTIQA+, LGTBIQA+
ISBN: 9789874109910
Google: rpUJEAAAQBAJ
editor: Bärenhaus
publicado: 2020-11-17T23:00:00+00:00

CAPÍTULO 24

DE NARANJAS Y OTROS AMORES

Luego de firmar contratos y de discutir algunas condiciones comerciales, Luigi, Mateo y Alexander firmaron los convenios respectivos. Todos se saludaron con un fuerte apretón de manos, que fue el preludio de la despedida del heredero de la corona de Norjdenia.

Luego de saludarse fraternalmente con los italianos, el príncipe pidió un momento a solas con Mateo.

—¿Pasa algo? —preguntó el argentino.

—Nada malo, quédate tranquilo. No es por algo comercial que quiero hablarte, sino por Tomás.

El rostro de Mateo de pronto palideció. No sabía qué carta se traía bajo la manga Álex, sin embargo, el joven se había comportado honorablemente y eso hizo que retomara la calma.

—Tu silencio y el color de tu cara me dicen que ese joven te importa, ¿me equivoco?

La gama de colores por los que transitó la expresión de Mateo fueron del blanco, pasando por el rosado hasta tomar un rojo furioso. Sus mejillas parecían estar a punto de explotar. Tragó saliva. Inspiró un poco de aire y miró hacia abajo. Miró a su futuro socio y le soltó una sonrisa que no implicaba competencia, sino por el contrario, camaradería.

—Vaya que sabés ser directo, ¿eh? Pues sí, hemos llegado a ser muy buenos amigos y debo decir que él es muy especial para mí.

Alexander asintió levemente y le devolvió la sonrisa a Mateo. Por primera vez en la noche, los dos hombres se veían hermanados por la misma razón que en un principio los enfrentó.

—De eso quería hablarte…

Mateo permanecía en silencio. Las palabras del muchacho de Norjdenia le llegaban a los oídos, sin embargo, algo en sus decires lo tenía preocupado.

—No voy a darte más rodeos, Tomás me gusta, y mucho.

Los puños de Mateo se cerraron a sus costados. Su expresión era la de alguien al que le acababa de caer un rayo, sin embargo, sus palabras querían mostrar lo contrario.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo?

—Espera, Mateo, déjame terminar. Ya sé que me vas a decir que no tienes nada que ver con él y que es solo un amigo… de hecho, Tommy dijo lo mismo, pero…

—Pero… ¿qué? —farfulló el argentino.

—Pero deberías darte cuenta de sus sentimientos y de los de él hacia vos.

—Con el debido respeto, Álex… ¿por qué me decís todo esto? Si te gusta y querés salir con Tommy, solo tenés que pedírselo.

—Es que justamente el punto es ese, Mateo. —La voz de Alexander se oía sincera—. Tommy está enamorado de vos y creo que vos de él, aunque no lo quieran admitir.

—¿Qué decís, Álex? ¡Por favor!

—¡Espera, no te enojes!

—¡No me enojo, es que no sé de dónde sacás semejante cosa!

—Mateo, te voy a decir algo. Si alguien me mirara como Tommy te mira a vos, le juraría amor eterno, y a esta altura ya le hubiera pedido casamiento. Creo que a ti te pasa algo parecido y no lo notas, o no quieres.

—Álex, yo…

—Déjame terminar. Con solo verlo y hablar un poco con él, te das cuenta de que es una persona que ha sufrido mucho en la vida y, por lo que sé, tú también.

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